1.1.1Tipos de lenguaje
En nuestra vida el sociedad encontramos múltiples
formas, modos y costumbres de hablar y de escribir.
De aquí se deduce que las formas fundamentales o
tipos de lenguaje son el oral y
el escrito. A estas debemos
agregar el denominado lenguaje gestual.
Estas formas están influidas ya sea por el lugar,
la ocasión o por el efecto que el hablante o escritor desee conseguir en sus
interlocutores, oyentes o lectores.
Así, según dichas influencias, podemos
encontrar un lenguaje de tipo familiar
o coloquial, un lenguaje natural,
un lenguaje literario y un
lenguaje técnico o científico,
entre otros.
Lenguaje Familiar o
coloquial
Es el habla común, típica, tal como brota, natural
y espontáneamente, y que presenta la cotidianidad de las personas, sus
costumbres y su origen.
Ejemplo: Echarle pa'elante y pa’tras.
Utiliza mucho los apócopes (hacer las palabras más
cortas).
Cuando en una obra literaria se hace referencia a
que usa un "lenguaje coloquial", se trata de que es una imitación del lenguaje conversacional
que el autor pone en boca de sus personajes.
Las convenciones y condicionamientos que la comunicación escrita impone al texto son muy diferentes de los que impone la comunicación oral.
Las convenciones y condicionamientos que la comunicación escrita impone al texto son muy diferentes de los que impone la comunicación oral.
En efecto, el coloquio presenta una estructura abierta basada en la alternancia
comunicativa, es efímero y condicionado por la inmediatez, lo cual favorece la improvisación formal.
Lenguaje natural
Es el lenguaje que hablamos todos. Además de
emplear un habla o lenguaje familiar, en un ambiente más formal se presenta una
corrección en la significación de las palabras.
El individuo, por el hecho de nacer en sociedad,
acepta normativamente el lenguaje de su propia comunidad lingüística.
Son ejemplos de lenguaje natural el castellano, el
catalán, el vasco o el gallego, en España, y cualquier otro idioma que se hable
en alguna parte del mundo. El lenguaje natural se considera un instrumento
sumamente adaptado a la comunicación de la vida ordinaria.
Ejemplo: Echarle para adelante y para
atrás.
La misa expresión familiar o coloquial en un
lenguaje común, pero correcto.
Lenguaje Literario
Es el utilizado por los escritores para hacer
gozar, armonizar y vivir su medio. Explicar literariamente hablando lo que
piensa o cree.
Ejemplo: Las hojas, contentas y tristes a su vez, se marcharon.
Ejemplo: Las hojas, contentas y tristes a su vez, se marcharon.
Lenguaje técnico o
científico
Cuyos rasgos característicos dependen de algunas
profesiones específicas.
El adjetivo técnico,
según el diccionario, se aplica a las palabras o expresiones empleadas
exclusivamente, y con sentido distinto de lo vulgar, es el lenguaje propio de
un arte, una ciencia, un oficio...
El lenguaje
técnico utiliza el lenguaje natural, pero previamente definido en gran
parte de sus términos, de manera que las palabras adquieren técnicamente un
significado propio y adecuado a los fines de la comunidad que las utiliza. Su
existencia responde a las exigencias terminológicas propias de cada ciencia y
se forma, como cualquier sistema de signos, por pura convención.
Así, el lenguaje técnico de la física, por ejemplo,
define el sentido en que utiliza términos, también propios del lenguaje
ordinario, como son fuerza, masa, velocidad, espacio, etc., y el lenguaje
técnico de la medicina, oscuro para los profanos, es sumamente útil para la
práctica médica, como lo es el lenguaje jurídico para el ámbito legal.
Entonces, el llamado lenguaje técnico y científico no es otra cosa que la utilización de la lengua en determinados ámbitos profesionales. Se trata, por tanto, de un nivel de uso, cuyas peculiaridades se basan esencialmente en el léxico.
Entonces, el llamado lenguaje técnico y científico no es otra cosa que la utilización de la lengua en determinados ámbitos profesionales. Se trata, por tanto, de un nivel de uso, cuyas peculiaridades se basan esencialmente en el léxico.
Toda ciencia tiene, así, su propio corpus
lexicológico, creado por y para los especialistas en ella, que son los únicos
que pueden llegar a dominarlo, si bien siempre existen términos que se
popularizan y se integran en la lengua común.
El léxico general, el propio de todos los
hablantes, puede ser utilizado para transmitir mensajes a todos los que conocen
una determinada lengua, y el grado de comprensión de esos mensajes dependerá
del nivel de información que posea el receptor. Pero el léxico de un lenguaje
especializado no puede ser dirigido a toda la gente y no admite distintos grados
de comprensión.
Veamos un ejemplo esclarecedor, una definición
tomada del Vocabulario Científico y
Técnico de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
Veamos qué es una charnela desmodonta.
Charnela desmodonta es la "charnela propia de
los pelecípodos clavícolas, formada por repliegues ligamentarios paralelos al
borde de la concha, sin verdaderos dientes".
Y si miramos la voz charnela, veremos que se trata
de la "estructura mediante la cual se articulan las dos valvas que forman
el oxeoesqueleto en los pelecípodos, braquiópodos y ostrácodos. Punto de máxima
curvatura que presenta un pliegue geológico en un perfil transversal al
mismo".
Cambiemos ahora de diccionario y miremos qué es una
charnela en la lengua general, en el Diccionario
de la Real Academia Española (DRAE): (del francés
"charnière".) Bisagra para facilitar el movimiento giratorio de las
puertas. Gozne, herraje articulado. (Zool.) Articulación de las dos piezas
componentes de una concha bivalva.
Rasgos lingüísticos del
lenguaje técnico-científico
1. Lo primero que hay que señalar es que el
lenguaje científico es plenamente normativo,
es decir, cumple las reglas del sistema lingüístico en el que se encuadra.
2. Se caracteriza por ser un lenguaje objetivo, ya que transmite una
información que no se basa en impresiones o sensaciones personales, sino que es
producto de una experiencia y puede ser demostrada.
3. Ordenación
lógica de los contenidos. Han de existir en la disposición de la
información el rigor y el orden necesarios para que el texto sea coherente.
Cada párrafo debe apoyarse en el anterior y dar pie al siguiente, de manera que
el receptor pueda seguir la línea discursiva.
Lo más frecuente es que se trate de textos analíticos, con una afirmación inicial y una explicación o desarrollo posterior.
Lo más frecuente es que se trate de textos analíticos, con una afirmación inicial y una explicación o desarrollo posterior.
4. Predominio de la función referencial, puesto que se limitan a transmitir
información. Su propósito fundamental es la transmisión del conocimiento
objetivo de la realidad.
5. Formalización,
creación de sistemas de símbolos propios de cada ciencia: numeración,
formulación química, etc.
6. Nivel
léxico-semántico. Ya hemos señalado que la característica más sobresaliente del lenguaje
científico es la existencia, en cada disciplina, de un vocabulario propio y
especializado. El grado de dificultad de intelección de los términos nos
indicará el nivel de especialización de cada texto. La palabra nacida en el
seno de una ciencia, utilizada por los expertos en ella -difícil, por tanto,
para el profano- y dotada de un sentido muy preciso, es lo que se denomina un tecnicismo.
La creación del vocabulario científico sigue
distintos caminos, que pueden ser:
Helenismos, palabras creadas sobre la base de
prefijos o sufijos griegos: crono-logía,
termo-metro.
Cultismos latinos: virus,
célula, óvulo.
Barbarismos, sobre todo, anglicismos: robot, Laser.
Palabras de la lengua corriente a las que se da una
acepción unívoca y concreta.
Acrónimos, ADN,
IBM.
La cualidad semántica más destacada es la univocidad y precisión. Cada término
ha de referirse a un solo objeto o concepto y ha de evitarse cualquier
ambigüedad.
El lenguaje especializado exige un significante
propio para cada significado. Un texto científico en el que cada noción
especializada no tuviera una palabra (un significante) propia sería necesariamente
un texto confuso. Sólo los especialistas pueden distinguir con precisión los
términos propios de su ciencia, ya que frecuentemente éstos tienen la forma de
una palabra del léxico general, pero en el texto científico o técnico tienen un
significado unívoco para su empleo especializado.
Quien pretenda interpretar el sentido de las voces
propias de un campo especializado, sin ser especialista, caerá en una confusión
total, pues cometerá el error de tratar esos términos como si fueran palabras
de la lengua general, y la realidad es que no tienen nada que ver con ellos.
Lenguaje jurídico y administrativo
Lenguaje jurídico y administrativo
Se trata, como en el caso de la ciencia, de otro
uso especializado del lenguaje, correspondiente ahora al mundo del Derecho y al
de la Administración. Sus caracteres son, por tanto, similares a los del
lenguaje científico, si bien los diferencia el hecho de que éste es innovador,
crea constantemente neologismos que se incorporan a la lengua, mientras que el
correspondiente al mundo jurídico es muy conservador, tiende a utilizar
expresiones y esquemas lingüísticos fijados hace mucho tiempo y mantiene muchos
arcaísmos.
Por lo demás, responde a las mismas necesidades de
exigencia terminológica y son precisamente el léxico y la fraseología los que
mejor lo caracterizan.
Los tipos de escritos son variados, según el ámbito
en el que se encuadran. Así, podemos encontrar escritos normativos, a través de los cuales se promulgan leyes, decretos,
etc. (Código Civil); sentencias
judiciales; textos de profesionales del Derecho (escritos notariales,
contratos, etc.); de solicitud, como las instancias, etc. Pero todos responden
a unos caracteres lingüísticos esenciales, aun poseyendo sus peculiaridades
específicas.
Rasgos lingüísticos del
lenguaje jurídico administrativo
1. Ordenación lógica y progresiva de los
contenidos: nada es explicable sin lo anterior.
Si observamos un texto legislativo, veremos que
todo está perfectamente estructurado: las leyes se dividen en capítulos, los
capítulos en secciones, éstas en artículos, los artículos en párrafos o
apartados...
2. Objetividad,
aún mayor que en el lenguaje científico, ya que cualquier decisión
judicial, por ejemplo, ha de basarse en fundamentos jurídicos.
3. Cita explícita de todos los elementos que
intervienen en el proceso: actuantes, circunstancias, etc., así como los
argumentos de hecho y de derecho, de manera que todo quede explicitado y no
haya ambigüedades ni malas interpretaciones. Por eso resulta un lenguaje
realmente pesado y farragoso para el profano.
4. Ya nos hemos referido al esquematismo que
conlleva, de tal modo que los escritos son siempre iguales, por lo que pueden
confeccionarse impresos, sobre todo en el mundo de la administración, que no
requieren más que los datos y circunstancias concretas.
Como ejemplo podemos señalar una instancia, donde
se ordenan estos apartados:
- Un encabezamiento,
con los datos del solicitante.
- El "expone",
con dos partes:
Presentación de los hechos.
Fundamentos de derecho.
- El "suplica",
donde se hace la petición.
- Despedida formularia.
5. Nivel
léxico-semántico. El vocabulario es muy amplio y muy rico, con multitud de términos que
sólo se utilizan dentro de su ámbito.
Lo más característico de este vocabulario es la
existencia de multitud de arcaísmos y latinismos, herencia del Derecho Romano: enfiteusis, abintestato, cohecho.
Precisión y univocidad absoluta de todos los
términos, con el fin de conseguir el máximo de objetividad.
Las frases hechas a que aludíamos son expresiones
fijadas por el uso tradicional, pero que hoy carecen de un sentido literal. Es
el caso de fórmulas como: Es gracia
que espera alcanzar del recto proceder de V. L, cuya vida Dios guarde muchos
años.
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